La muñequita bailarina con que termina el espectáculo de protAgonizo, harta de tanto meneo dentro de la maleta que nos lleva de bolos -supongo-, había dejado de girar: en el bolo de Segovia ya no lo hizo. No se encuentra quien arregle estas maquinarias de las cajitas musicales, o por lo menos yo no he dado con ello: la llevé a un relojero (un hombre entrado en los 70), a ferreterías varias, a jugueterías especializadas... El relojero me mandó a una tienda que decía que estaba detrás del Sepu (actual H&M de Gran Vía), la cual se dedicaba a repararlas. La tienda se encontraba, parece ser, en la calle Desengaño, lugar en el que -efectivamente- me desengañé: la tienda llevaba cerrada lo menos 15 años.Marco, amigo de amigo, se ha presentado hoy generosamente, y sin apenas conocerme, a las 9.30 de la mañana con su moto para ayudarme con el problema. "Las manos de Marco no son cualquier cosa", me dijo Alberto, mi amigo -su voz tampoco es cualquier cosa *pincha*

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