Marco, amigo de amigo, se ha presentado hoy generosamente, y sin apenas conocerme, a las 9.30 de la mañana con su moto para ayudarme con el problema. "Las manos de Marco no son cualquier cosa", me dijo Alberto, mi amigo -su voz tampoco es cualquier cosa *pincha*
martes, 16 de marzo de 2010
Marco
La muñequita bailarina con que termina el espectáculo de protAgonizo, harta de tanto meneo dentro de la maleta que nos lleva de bolos -supongo-, había dejado de girar: en el bolo de Segovia ya no lo hizo. No se encuentra quien arregle estas maquinarias de las cajitas musicales, o por lo menos yo no he dado con ello: la llevé a un relojero (un hombre entrado en los 70), a ferreterías varias, a jugueterías especializadas... El relojero me mandó a una tienda que decía que estaba detrás del Sepu (actual H&M de Gran Vía), la cual se dedicaba a repararlas. La tienda se encontraba, parece ser, en la calle Desengaño, lugar en el que -efectivamente- me desengañé: la tienda llevaba cerrada lo menos 15 años.
Marco, amigo de amigo, se ha presentado hoy generosamente, y sin apenas conocerme, a las 9.30 de la mañana con su moto para ayudarme con el problema. "Las manos de Marco no son cualquier cosa", me dijo Alberto, mi amigo -su voz tampoco es cualquier cosa *pincha*- , y, efectivamente, ha arreglado la maquinaria que hace que la muñequita baile. Pero esto no es nada, Marco reparaba durante una época pianos antiguos; devolver la música perdida a cualquier trasto viejo parece ser una habilidad en él. Ha sido una bonita oportunidad ver los entresijos de una cajita musical. También charlar con Marco y escucharle todas esas cosas tan interesantes que me ha contado. Hemos quedado un día para comer juntos los tres: Alberto, Marco y yo. De primero paella (la prepararé yo para ellos) y Marco se encarga del postre, dice que será refrescante. ¡Que todos los males nos den de comer así! Besos y salud, e.
Marco, amigo de amigo, se ha presentado hoy generosamente, y sin apenas conocerme, a las 9.30 de la mañana con su moto para ayudarme con el problema. "Las manos de Marco no son cualquier cosa", me dijo Alberto, mi amigo -su voz tampoco es cualquier cosa *pincha*
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