Hoy he salido otra vez a la calle a repartir los papelitos informativos y a pintar los rombitos a tiza por los suelos de Lavapiés; al dejar de hacerlo esta semana pasada, he notado que habíamos bajado un poquito de público. Se desató una gran tormenta, con unos truenos de impresión. Me refugié bajo un toldo viendo como una gran riada se llevaba los rombos naufragados calle abajo. No parecía que fuera a parar nunca de llover, entonces recordé: ¡había dejado la ventana de la habitación abierta! Decidí volver a nado a casa, única forma de hacerlo. Al llegar, me encontré con la caja de libros de protAgonizo pasados por agua: la había dejado justo debajo de la ventana. Se han perdido unos 60 ejemplares de unos 180 que quedaban. ¡Qué le vamos a hacer! Otros pierden la casa, incluso la vida. ¡También tendremos flores otra vez en el campo!
En la foto las primeras gotas
lunes, 14 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Serán entonces libros ProtAhogados o ProtAnaufragados.
Pero lo más importante es que tú no te hayas acatarrado con tanto naufragio porque eres la auténtica depositaria del valor arcano que contiene el texto
Cierto es que el más temido enemigo es el catarro, que tan peligrosamente acucia con afonías. ¡Vade retro!
Publicar un comentario