Encajar

Es una locura. Primero se echan horas y horas, días y meses al ordenador para encontrar las direcciones de los sitios (las salas a las que te quieres dirigir para ofrecer el espectáculo). Una vez localizada escarbas su web para encontrar el email (donde mandar la información) y de paso estudiar la línea de programación para ver si es afín tu espectáculo a su propuesta. Después de comprobar que no viene la dirección por ningún lado llamas al teléfono, que sí que viene y que, por su puesto, es un 902. El recibimiento se reduce a -¿de parte de quién?, y en cuanto dices quién (un don nadie), va seguido el -¡Ah!, no falla. Entonces rápidamente tienes que decir -no, no, solo quiero el email para mandaros la información. Se percibe que al oír esto se sienten aliviados. De mala gana y secamente, haciéndote saber que les estás haciendo perder el tiempo, te dicen -¡Toma nota!. Aquí tienes que prestar mucha atención porque ellos lo dirán muy rápidamente y sin articular bien para que con suerte confundas una f con una n, o un _con un -. También su tono amenazador al repetir, si es que te has atrevido a pedir que te repitan cierta característica, te dejará claro que no habrá una tercera posibilidad. Si tienes un poco más de suerte, que estriba en que te coja el teléfono alguien más novato en la materia, te dirá -Te paso, plantándote a continuación la musiquita de espera, mejor dicho de desespera. Como se trata de sitios fashion y cuidados, por lo menos hay que decir que no están tan mal las melodías como las de Teleafónica o el Banco Santa Ana Ander. Finalmente -ya lo sabías- no te libras del - ¿De parte de quién?. Cuando mandas el email lo diseñas personalizadamente, intentando adecuarte a su lenguaje: vanguardista, cañero, simpático, inteligente, cuidado, cordial, amable, con toque macarra... Aquí se echan otras tantas de horas, y siempre te la estás jugando, porque los más progres, ya se sabe, pueden ser los más conservadores. Piensas -bueno, pues allá va, total no pierdo nada, ...de ninguna manera les va a gustar. Tratas de convencerte: - ¡Hay que hacerlo! ¡venga, ánimo bonita! ¡hazlo por el espectáculo!. Generalmente nunca te contestan, y si lo hacen, será con el famoso topicotípico -Gracias, pero no encajas en nuestra línea de programación. ¡Sin haber visto el espectáculo! Es desolador. Ayer me tiré al ordenador haciendo estas labores (como todos los días) desde las 8 de la mañana hasta que me fui al teatro (las 6 de la tarde), se me pasó incluso la hora de comer. Había conseguido superar todos estos pasos con una de las salas más vanguardistas de España. Mucha gente me había dicho que me dirigiera a ellos con protAgonizo, ya que estoy teniendo problemas para entrar en circuitos por el desnudo, que eso también tiene su guasa. No diré de que sala se trataba, pero para que os hagáis idea de por dónde van los tiros, es una sala en la que Angélica Lidell presenta sus espectáculos. Al llegar a casa volví a enchufarme al ordenador y me encontré su respuesta. ¡Habían contestado! Abrí el mensaje. Eran las dos de la mañana, estaba super cansada, perdí las formas y me pasé, lo reconozco, así respondí. Ya estoy en otra lista negra, claro. (Pincha para leer la conversación vía mail). Desde luego que lo que uno siente es que no encaja con este sistema. ¿Y a ver quién? El corazón siempre queda fuera, y si entra, solo será para ser pisoteado, o gritar.