Estoy estos días haciendo las pintadas a tiza de "Dos rombos + triángulo = 23", pegando los carteles y repartiendo papelitos informativos a los viandantes con los que me cruzo. No dejo de sorprenderme de lo amablemente que me reciben: me dan las gracias con una sonrisa de oreja a oreja cada vez que les ofrezco un papel. Matizo: no es que me lo cojan por educación, no, no, es que me dan las gracias con una preciosa sonrisa. También percibo que la intriga al rededor de las pintadas se está generando: algunas personas, cuando me ven haciéndolas, vienen a preguntarme llenas de curiosidad porque las han visto en otros lugares. Está resultando emocionante, ¡a ver cómo funciona!, si seduce de veras al público para que venga a ver la función. De momento yo me lo estoy pasando bien, me lo tomo como una acción performance o como se diga. Dura, eso sí, porque te dejas los dedos en el asfalto y las rodillas se machacan de tanto agacharse una y otra vez. A cambio bonitas sonriras, no está mal. Aquí os planto una mía y otra de la mona lisa.
jueves, 6 de mayo de 2010
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2 comentarios:
Es tu sonrisa o es la de mona lisa?
se parecen enormemente.... según mi "parecer"
Besos, guapa
Aunque la sonrisa se vista de mona, mona la sonrisa se queda.
Besos a tí anónimo.
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