Una vez probadas, elijo seguir haciendo las gárgaras como las hago habitualmente: un vasito de agua templada con el zumo de medio limón y una puntita de sal. Me las recomendó una foniatra hace años diciéndome que era el mejor antiséptico. Te limpia las cuerdas y las suaviza al mismo tiempo. Hay que hacerlo antes de acostarse y al levantarse. También me gusta hacerlas antes de la función. A mí me van muy bien pero, claro, cada uno es un mundo.
¡Pincha en la foto!domingo, 4 de julio de 2010
Séptimo Triángulo
Hoy ha sido el séptimo domingo en la Triángulo. Tenía la voz un poco cansada estos días previos a la función: tanto hablar repartiendo papelitos por las terrazas, con esta calor que hace, me desgañita viva. Pero es que se coge vicio y no puedes parar de hacerlo: los encuentros con la gente son de lo más sorprendentes, los hay de todo tipo; muchos de ellos, la mayoría, entrañables. Un amigo cantante, de voz prodigiosa, y a quien admiro profundamente, me recomendó hacer unas gárgaras con vino antes de la función: un truco infalible que él utiliza antes de dar un concierto. Probé a hacerlo y lo que a mí me pasó fue que se me anestesió la tráquea y las cuerdas vocales, seguramente porque hice demasiadas: la sensación era que no me respondían a mi antojo, como cuando te anestesian para hacerte un empaste. Tiré de técnica como pude, subiendo por ejemplo el aire para arriba al proyectar los agudos..., recordé, en la práctica, todas las cosas que me ha enseñado -durante tantos años que llevo junto a ella- mi maravillosa Maestra de canto: Dña. Inés Ribadeneira a la que debo la voz y, gracias a eso, se resolvió todo; poco a poco las cuerdas salieron de su letargo permitiéndome matizar correctamente. Cuando uno tiene una dolencia o se siente enfermo en una función ocurre que, al intentar atender esa lesión, debilidad o desajuste, al poner toda la concentración en superarlo y cuidarlo, entonces, misteriosamente, suele salir una función buenísima. Yo creo que, esto se debe a que no se pierde la energía en otras tonterías, uno está entretenido en eso y deja salir lo que ya está tan trabajado y asimilado por su subconsciente: uno se quita del medio, por así decirlo, y la interpretación sale maravillosamente libre de sí mismo. La función de esta noche ha gustado mucho, el público aplaudió muy efusivamente, se notaba que lo hacían con muchas ganas, que era verdadero. También deciros que ha vuelto a subir de público: la actuación pasada 45, hoy 65.
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