8:30, despertador. 10:00, mi amiga Elena nos rescata en casa, a la escenografía y a mí, y nos lleva sorteando el Rastro y mil calles prohibidas hasta el teatro. 15:28, ya están montadas las luces, colgadas y dirigidas. Juanjo y Jose, los técnicos, unos fieras. Un bocata de queso con tomate bien rico a falta de tortas -que no me queda de ná en la nevera- es el menú. Ahora tengo un tiempito para descansar un poco, ¡qué bien! A las 18:30 hemos quedado de nuevo en el teatro para ultimar detalles y hacer un pase técnico. A las 20:30 volverá a brillar el cielo del teatro para, bajo sus estrellas, volvernos a encontrar...
....a sido una función muy bonita, la gente se lo ha pasado en grande, riéndose mucho. Han acudido unos 30 de público que, para ser después de la Noche en Blanco, no estaba nada mal. Después de la función, aprovechando que las terrazas aún sobreviven con el buen tiempo, nos hemos ido a cenar con unas amigas que han venido a ver la función a un paquistaní del barrio al que ya solíamos ir a cenar, a modo de ritual, tras las funciónes de julio. 2:30 de la madrugada: a dormir se ha dicho, ¡qué cansancio!, mañana no hay despertador. Apago la luz.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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