Unas cosas llevan a otras; unos escenarios, llevan a otros. La acción de dar papelitos publicitarios del espectáculo a los viandantes con los que me cruzo por la calle no deja de sorprenderme ocasionando encuentros con ellos de lo más variopintos. Fruto de estos "choques" han surgido conversaciones súper interesantes; muchas veces encuentros entrañables; en otras ocasiones -las menos- también se reciben comentarios desagradables. Lo más duro es cuando te ignoran, cuando mientras les estás hablando hacen como que no te ven y como que no te oyen, dejándote como un 'panoli' con la palabra en la boca y con el brazo extendido al mismo tiempo que abandonado para tu vergüenza ante los ojos de otros que contemplan la escena al pasar. Prefiero que me insulten. Una vez lo hicieron, sólo una: "¡hija de puta!", me gritaron. En éste toma y daca comunicativo que propone la acción (que para mí no es más que una metáfora de nuestro caminar por la vida interrelacionándonos con los demás), se pueden observar miles de matices en los pensamientos y las reacciones que afloran tanto en el personaje locutor (el que ofrece -en éste caso yo-), como en el del interlocutor (al que ofrezco -con el que me cruzo-), así como los prejuicios e ideas con las que cargamos y que conviven con nuestras ganas de dejarnos sorprender por lo imprevisto: unas veces gana una cosa y otras la otra para dicha o desgracia nuestra. Una maravilla de experiencia con la que estoy aprendiendo tanto ¿de mí? y de los otros. Creo que cuando todo esto acabe no podré dejar de dar papelitos, aunque sean en blanco, con frases, palabras, poesías, ocurrencias... esta acción, que va acompañada de las pintadas a tiza de rombos por el suelo, me está creando verdadera adicción.
Ella también me ha llevado a ver conciertos, espectáculos y performances de otros; a dar clase de español a un alemán; a visitar a un enfermo en un hospital; a reflexionar sobre el arte y la vida con otros; a hacer de hombro en el que echar unas lágrimitas o de muro de las lamentaciones..., a "chocarme" con desconocidos y descubrir que aquello no me resultaba eso tan desconocido. ¿Os acordáis de lo divertido que resultaba jugar a los coches de choque?
viernes, 19 de noviembre de 2010
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