Al despertarme me vino la imágen de un día como hoy en el comedor de la casa en la que vivíamos cuando eramos pequeñas y con ella, el olor del musgo y del corcho de las casitas del belén chamuscándose con las lucecitas de colores.
En el puño, apretujaditos, un trocito de turrón de fresa y nata con otro del de almendra blandito pegoteándose el uno contra el otro.
Saboreaba la niña el de chocolate que, con sus granitos de arroz, le arañaban un poquito el paladar diciéndole ya, que algo de amargo tenía aquel sabor.
jueves, 31 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario