sábado, 20 de febrero de 2010
La mirada de los niños
Hoy he estado comiendo en casa de unos amigos en la que había también niños. Algunos de los mayores habían asistido a ver protAgonizo. Después de la comida, el anfitrión, padre de dos de las criaturas, me pidió si podía representar la escena de la niña con los colores y la de las nubes rosas para los niños. Yo estaba un poco atolondrada con el vinillo de la comida, pero me puse a ello: perdí la memoria un par de veces, pero niños y mayores esperaron tranquilamente y espectantes hasta que la recuperé. Me sorprendió ver la cara de los niños, completamente metidos, comentando en alto todo, como cuando ven un guiñol. Y yo, el muñeco, sentí que era imposible mentirles, ¡a ellos no! Olí cómo la interpretación pedía ser más honesta, más verdadera en cuanto al tono. Antes de salir a escena (el pequeño saloncito de la casa) me acordé de todo lo que veníamos hablando estos días con respecto al desnudo. Dudé si desnudarme, pero no lo hice, no lo vi necesario, entonces me cuestioné mi postura de estos días de atrás. Ante la mirada de los niños no sé qué es estar desnudo y qué no.
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2 comentarios:
Estar desnud@ es enseñar la palabra sin réplica. Decir las cosas cómo son y no cómo nos gustaría que fueran.
Estar desnud@ es hablar en voz alta de tus fracasos, de tus éxitos de tus anhelos y deseos.
Estar desnud@ es ser otr@ sin dejar de ser la mism@.
Estar desnudo es ponerse a tiro de la mirada de un niño. También vale el niño que uno fue.
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